Por Laura Delgado
El fotorreportero húngaro Robert Capa protagoniza esta exposición centrada en su casi desconocida obra a color. El espacio CaixaForum Sevilla expone en sus paredes 150 fotografías cuidadosamente seleccionadas de entre los más de 70.000 negativos que el periodista dejó como legado. Recordamos a nuestros lectores que aún están a tiempo de poder visitar la muestra, que estará disponible hasta el día 13 de mayo de 2018.
Corresponsal gráfico de guerra y cofundador de la agencia para fotógrafos independientes, Magnum Photos, Capa es conocido principalmente por sus imágenes bélicas en blanco y negro; sin embargo, dedicó más de la mitad de su vida profesional a la fotografía polícroma.
Hablar de Robert Capa implica hacer referencia a Endre Ernö Friedman, su nombre real, y también a Gerda Taro, su compañera sentimental. Dos fotorreporteros aunados bajo un pseudónimo americanizado, forjado por ella para conseguir trabajo con mayor agilidad; sus nombres de cuna no vendían. Gerda Taro es considerada como la primera mujer fotoperiodista en cubrir un frente de guerra y la primera en perecer, en 1937, mientras desempeñaba su profesión. Gracias a ella, Robert Capa fue y será siempre hombre y mujer. A día de hoy es aún complicado establecer a quién pertenecieron algunas de sus fotografías más relevantes.
En 1941 Capa comenzaría a trabajar regularmente con película en color, pero los precios del negativo y su posterior revelado eran aún elevados y pocos fueron los editores que accedieron a comprar sus primeras imágenes pigmentadas. Durante la época de la posguerra realizó numerosos encargos para revistas y particulares; se adentró en el mundo de la farándula y retrató con gran éxito a Gene Kelly, John Steinbeck, Ernest Hemingway y Pablo Picasso entre otros. A lo largo de aquellos años, Robert Capa consiguió plasmar en su obra el glamour y la fiesta perpetua en que se había convertido la vida diaria y camuflar la tensión política aún palpable del momento. Demostró así que podía fotografiar con la misma perspicacia y excelencia escenas cotidianas y banales que campos de guerra y heridos.
Entre finales de los 40 e inicios de los 50 comenzó a cubrir reportajes para revistas tan notorias como Life o Holiday, un innovador magazine dedicado al viaje y al ocio, conocido por sus excelentes reportajes fotográficos y que, a menudo, enviaba a sus reporteros y fotógrafos a retratar destinos foráneos con plumas y cámaras.
En el verano de 1947 se unió a su gran amigo John Steinbeck para viajar por la Unión Soviética; allí serían testigos del régimen de Stalin. Durante cuarenta días documentarían los detalles más esenciales de la vida cotidiana de sus habitantes y los infinitos paisajes que ofrecía la zona. Posteriormente, las fotografías de Capa ilustrarían la obra A Russian Journal de Steinbeck.
En 1952, es enviado a Noruega por Holiday para fotografiar los Juegos Olímpicos de Invierno, a la vuelta declaró célebremente “Durante años he estado tomando fotografías de reyes, campesinos y comisarios, y charlando con ellos, y he terminado por pensar que la curiosidad, junto con la libertad para viajar y las tarifas bajas, es lo más parecido a la democracia que hay en nuestra época, así que puede que la democracia sea el turismo.”
Las imágenes a color de Capa vienen, a menudo, a complementar aquellas tomadas en blanco y negro; a través de ellas el reportero insufló vida a los elementos de cada composición y así continuaría haciéndolo hasta el momento de su accidental muerte en Vietnam en el año 1954.
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Lucila (martes, 08 mayo 2018 23:08)
Interesante...me quedo con ganas de saber más de Gerda
Toribio (viernes, 15 junio 2018 17:56)
Otro ángulo de Rober Capa muy bien contado en pocas líneas