Por Mariano Belenguer
El pasado día 22 fue el Día Internacional de la Madre Tierra. Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas emitió un contundente mensaje que, como otros muchos que nos alertan de la situación medioambiental en el mundo, quedará ignorado y olvidado por una sociedad anestesiada.
Contrasta este mensaje con la actitud y el comportamiento ignorante e interesado de políticos de todo signo, grandes empresarios y medios convencionales de comunicación. Con énfasis alardean, en estas fechas, de la salida de nuestra crisis económica postpandemia gracias, entre otras cosas, a la recuperación del turismo.
–"¡Hemos llegado a las cifras del 2019!" –comentan unos con insultante entusiasmo.
– "¡Se ha alcanzado el 95% de ocupación!" –precisan otros.
– "¡Se incrementan los vuelos!"
– "¡Se esperan X cruceros para este fin de semana!...
El engranaje ya funciona como antes, para unos cuantos con pingües ganancias; para la mayoría, las migajas de la supervivencia con muchas horas de trabajo.
De nuevo "disfrutamos" el auge del turismo de cruceros, de altas ocupaciones hoteleras y pisos turísticos de fondos buitres; de precios law cost con más trenes y aviones; de playas abarrotadas y colas en los restaurantes; de aventuras enlatadas y selfies expuestos en blogs que presumen de hacer periodismo de viajes, cuando no es más que publicidad turística.
Los teóricos del turismo y sus socios colaboradores hace muy poco predicaban un nuevo modelo en sus foros de debate. Pronunciaban adjetivos grandilocuentes como sostenible o regenerativo. Ahora callan en favor de una industria desalmada.
¿SOSTE...qué?, ¿REGENERATIVO?. ¡Y tanto que están regenerando... sus propios beneficios!
Desde hace unos años se sabe que el turismo es una de las industrias más contaminantes del planeta. Pero la crítica no es bienvenida, turismofobia –dicen.
Conviene leer el mensaje del Guterres, reflexionar qué parte de culpa tiene el Turismo In-Sostenible y pensar en soluciones reales, que las hay, aunque sean
difíciles.
En el Día Internacional de la Madre Tierra reflexionamos sobre la relación más importante de la humanidad: nuestra relación con el mundo natural.
Desde el aire que respiramos y el agua que bebemos hasta el suelo del que nos alimentamos, la salud de los seres humanos depende de la salud de la Madre Tierra.
Y, sin embargo, parece que estemos empeñados en destruirla.
Nuestras acciones están destrozando bosques, selvas, tierras agrícolas, humedales, océanos, arrecifes de coral, ríos, mares y lagos.
La biodiversidad se está desmoronando, con un millón de especies al borde de la extinción.
Debemos poner fin a estas guerras sin tregua ni sentido contra la naturaleza.
Tenemos los instrumentos, los conocimientos y las soluciones necesarios. Pero debemos actuar con mayor presura.
Necesitamos acelerar la acción climática con reducciones más fuertes y rápidas de las emisiones a fin de limitar a 1,5 ℃ el aumento de la temperatura mundial. También debemos incrementar radicalmente las inversiones en adaptación y resiliencia, en particular para los países y las comunidades más vulnerables, que son los que menos han contribuido a la crisis.
Unos ecosistemas saludables, desde los océanos y los ríos hasta los bosques y las praderas, también son fundamentales en nuestra lucha contra el cambio climático. Pongámonos manos a la obra para aplicar el acuerdo histórico de las Naciones Unidas sobre biodiversidad y asegurarnos de que el 30 % de la tierra y el agua del planeta estén protegidas para 2030.
A cada paso, los gobiernos deben marcar la pauta. Pero las empresas, las instituciones y la sociedad civil también desempeñan una función crucial.
Por último, debemos aprender de la sabiduría, los conocimientos y el liderazgo acumulados durante largo tiempo por los Pueblos Indígenas, los cuales, con una gestión ambiental que se remonta a milenios, tienen muchas de las soluciones a las crisis climáticas y de biodiversidad del mundo.
En este Día de la Tierra, insto a las personas de todo el mundo a que alcen la voz —en las escuelas, los lugares de trabajo y las comunidades confesionales y en las plataformas de medios sociales— y exijan a sus dirigentes que hagan las paces con la naturaleza.
Cumplamos con la parte que nos corresponde para proteger nuestro hogar común en interés de la humanidad y el planeta, y para las generaciones venideras.
Antonio Guterres
Fuente: Naciones Unidas
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