Por Irene Lázaro Romero/Antropohistoria.
En su viaje a China, Marco Polo se topó con algo parecido a un unicornio.
Al pensar en un unicornio, a todos nos viene a la mente una criatura con forma de caballo (habitualmente blanco) con un único cuerno en la frente. La primera descripción que conservamos de los unicornios se remonta a la Antigüedad clásica, pero este animal legendario gozó de un éxito espectacular durante la Edad Med
El principal atractivo del unicornio era su cuerno, el atributo que le hacía diferente a los demás animales. La creencia de que el cuerno del animal tenía propiedades curativas estaba muy difundida y también se creía que podía actuar como antídoto contra el veneno. La sociedad medieval imaginaba que el unicornio hundía su cuerno en el agua del río para purificarla y que el resto de animales pudieran beberla. Incluso se creía que su ralladura tenía propiedades afrodisiacas.
Una criatura tan fabulosa no era, por supuesto, fácil de atrapar. La única manera de darle caza era tendiéndole una trampa. El unicornio, según la descripción del Fisiólogo, no podía resistirse a los encantos de una doncella. Así, si una mujer virgen viajaba con la partida de caza, conseguiría atraer al unicornio y domarlo. Cuando éste tuviera la cabeza en el regazo de la doncella, entonces era vulnerable y se le podía apresar.
Las cualidades que tenía el cuerno de unicornio lo hacían muy codiciado.Como es lógico, era imposible obtener este producto, lo que llevó a la venta fraudulenta de colmillos de narval que se vendían como si fueran el preciado bien. Pronto, toda corte o gabinete de ciencias que se preciase tenía su propio colmillo de narval. Estos colmillosse exhibían con convencimiento de que procedían de un unicornio. Así, en el arte empezó a representarse al unicornio con un cuerno en espiral, con la forma del diente del narval.
El unicornio, además, era una criatura que, en el pensamiento simbólico de la época, estaba relacionada con Cristo. El hecho de que sólo pudiera ser domado por una virgen lo relacionaba con la pureza y la castidad y también se identificaba con la encarnación de Cristo en el seno de María.
Su origen es dudoso, algunos especialistas creen que pudo tener que ver con algunas obras de arte de civilizaciones antiguas como la asiria. En sus capiteles se representan a menudo figuras de toro bicéfal. Al aparecer estos animales de perfil, únicamente se distingue uno de los cuernos. Quizá una mala interpretación de estas representaciones llevó a la creación del caballo con un único cuerno en la testuz.
Otra teoría del origen de la leyenda del unicornio es la existencia probada de cabras que, por malformaciones, nacen con un solo cuerno o con ambos cuernos fusionados en uno mismo. Esto pudo llevar al desarrollo del mito.
Sea cual sea su origen, el testimonio más sincero del unicornio es el que encontramos en el Libro de las maravillas del mundo de Marco Polo. Es bien sabido que Marco Polo viajó a China, donde permaneció en la corte de Kublai Kan. Durante su estancia y en sus viajes pudo conocer unas costumbres muy distintas de las de la Europa medieval y también algunas criaturas completamente desconocidas. El libro de Marco Polo destaca por su honestidad, el autor sabe separar muy bien aquello que ha visto con sus propios ojos de lo que le han contado. Cuando habla de su encuentro con los unicornios, los describe así:
“… no son menores que los elefantes; el pelo lo tienen como los búfalos, las patas como las del elefante; en el centro de la frente tienen un cuerno grande y negro […] Su cabeza es parecida a la del jabalí, aunque la llevan siempre inclinada hacia el suelo. Les gusta estar en el fango. Es un animal muy feo, y desde luego, no es que se deje tomar en brazos por una doncella, como decimos nosotros, sino todo lo contrario.”
Con esta sorna describió Marco Polo a la criatura que encontró en su viaje. Y no es extraño que se sintiera así, el viajero tenía en mente una imagen del unicornio similar a la nuestra: un caballo blanco y grácil. Pero en lugar de eso, se encontró con un rinoceronte.
Fuente: Antrophistoria
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