Por Tamara Machuca Samuel
Este jueves 20 de abril se cumplen 25 años de la Expo 92. Con motivo del aniversario, desde ese mismo día hasta el 12 de octubre, que fue exactamente lo que duró la Exposición Universal de 1992, en la capital hispalense se celebrarán encuentros y actividades.
El evento no solo supuso una cita para la historia, fue una transformación de la ciudad de la que siguen quedando rastros en la Isla de la Cartuja. Una exposición que funcionaría como un escaparate, en el que más de un centenar de países mostraron lo mejor de sí a las más de 20 millones de personas que pasaron por el recinto. Una fecha y un lugar que situarían a Sevilla como la capital del mundo.
Un encuentro que supuso también dar la mano al futuro, reuniendo en un espacio los avances científicos y tecnológicos que se estaban llevando a cabo en diferentes rincones del planeta.
El Pabellón de la Navegación prepara una “exposición-centro de interpretación” de más de tres mil metros cuadrados, que dará a conocer a los visitantes la designación del lugar, cómo se realizó la construcción y cómo se desarrolló.
Sellos, matasellos y un cupón conmemorativo de la ONCE también se hacen eco de este vigésimo quinto aniversario. Por su parte, la Portada de la Feria de Abril también está inspirada en el evento. La “Gran Quedada” será un encuentro entre las personas que trabajaron en el recinto de la Expo, que se celebrará el próximo día 9 de junio.
Los pabellones también albergarán conferencias, mesas redondas y jornadas de puertas abiertas para todo aquel que desee recordar o descubrir lo que fue el fenómeno de la Expo.
La celebración llega también al corazón de Sevilla, donde la Avenida de la Constitución acogerá una exposición fotográfica y el Ateneo recogerá una presentación de carteles.
Antes de que acabe el aniversario, se realizará un encuentro entre 112 países que participaron en la Expo 92, coincidiendo su cierre con la clausura de los actos.
A día de hoy, el lugar que albergó la Expo 92, acoge a más de 400 empresas que fijan su objetivo en la innovación. Muchos pabellones se han reutilizado, mientras otros han sido abandonados a su suerte. El vandalismo también ha dejado su huella en zonas como las estaciones del Telecabina, haciendo que lo que un día fue tecnología y futuro se convierta hoy en abandono y pasado.
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