INFORMACIÓN: Brañosera, el primer ayuntamiento de España

Fachada principal del ayuntamiento de Brañosera. Foto: © Jesús Mediavilla
Fachada principal del ayuntamiento de Brañosera. Foto: © Jesús Mediavilla

Por Jesús Mediavilla González

 

Por las calles del montuoso pueblo de Brañosera, ubicado en la comarca de la Montaña Palentina, al norte de Castilla y León, se alzan fastuosos los vestigios de la historia, labrados en la piedra de sus imponentes calles a través de los siglos. Sus orígenes se remontan a la Edad del Hierro, cuando estas tierras eran pobladas por los cántabros, último pueblo en caer en la resistencia contra el Imperio Romano. La historia antojadiza, además, quiso que en el año 824 recibiera la Carta Puebla, con la que se constituyó el Foro de Brañosera, germen de los actuales ayuntamientos, con el objetivo de gestionar la superpoblación de cristianos que llegaban del sur, buscando refugio de la conquista de los árabes a la Península Ibérica.

Brañosera es un pequeño pueblo de montaña de apenas 250 habitantes. Sus sinuosas y angostas calles, protegidas a ambos flancos por edificaciones de piedra impermeable, cálida madera, y pardas tejas, erigen su identidad. Enclavado al extremo norte de Palencia, en la vertiente sur de la sierra de Híjar, sus tierras bordean y lindan con las de Cantabria. Está rodeado por el Parque Natural de las Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina, por lo que si alzamos la vista más allá del horizonte de los tejados de las casas, no observaremos nada más que naturaleza en estado puro. Un idílico remanso para el sosiego, idóneo para eludir el bullicio al que nos acostumbran las capitales. Intensos bosques de  hayas, robles, acebos y tejos que pueblan las montañas, hogar inmejorable para fauna y flora. Lobos, corzos, jabalíes y rebecos habitan el terreno. Urogallos, lechuzas, águilas, y halcones custodian los cielos. Y su especie más emblemática, el oso pardo, en peligro de extinción y protegido, es un auténtico símbolo de esta población. 

 

A medio camino entre Palencia capital y Santander, los primeros testimonios históricos de este pueblo nos hacen retroceder en la historia dos milenios, hacia aproximadamente el 450 a.c. Por aquel entonces los cántabros vivían el valle, lugar en el que se edificó la ciudad celtibérica de Vadinia, bastión en la resistencia contra el Imperio Romano. Cuenta la leyenda que el río que riega Brañosera, el Rubagón, palabra de origen celta cuyo significado es "rojo", se tiñe de este color debido a las cruentas batallas entre los cántabros y los romanos, en las que finalmente ganaron los soldados del imperio.

 

Tras la victoria por parte del imperio venido de la península itálica, comenzó en Brañosera un proceso de romanización. Los romanos instauraron sus lenguas, su cultura, sus técnicas de construcción y trabajo, su tecnología, sus formas de vida, y sus creencias religiosas. Si bien su presencia siempre estuvo marcada por la hostilidad, caracterizada por las constantes revueltas insurgentes de los indígenas que reclamaban el territorio y su identidad, los romanos dejaron tras su paso un importante legado arquitectónico en Brañosera y sus pedanías. Las construcciones de estilo románico más significativas son:

 

-Iglesia de Santa Eulalia

 

-Iglesia de Salcedillo

 

-Ermita de San Roque

 

-Iglesia de Valberzoso

 

-Cementerio de Brañosera 

 

Ermita de San Roque. Foto: © Jesús Mediavilla
Ermita de San Roque. Foto: © Jesús Mediavilla

El Fuero

 

Uno de los acontecimientos históricos más importantes de este municipio castellanoleonés, de alto valor institucional, y que otorga al pueblo la condecoración de ser la cuna de la estructura política actual, es el Fuero de Brañosera. El origen de este acontecimiento tiene lugar en el siglo IX, durante el tiempo de la "presura", nombre que recibe el proceso de repoblación que tuvo lugar en las primeras épocas de la Reconquista, y que está basada en el Derecho romano. 

 

Como consecuencia de las guerras entre los musulmanes y el Reino de Asturias en los primeros años de la Reconquista, durante la Alta Edad Media, las tierras de la Meseta del Duero y el Bierzo quedaron despobladas. Por lo tanto se inició en estas regiones el proceso de repoblación, para abastecer a los cristianos que vivían en el norte de la Península Ibérica, un territorio que no es especialmente idóneo y productivo para la agricultura por el abrupto del terreno. Así es como llegaron los foramontanos, apelativo que tomaban los repobladores, que venían de Malacoria, en el interior de Cantabria, a Brañosera. 

 

Sin embargo, el proceso de presura o repoblación tuvo éxito gracias a una figura muy importante en la historia de esta población, y es Munio Núñez, que por aquel entonces era el conde de la comarca de Brañosera. Antes de que el norte de la Península Ibérica fuera el origen del proceso de reconquista y repoblación, fue el refugio para muchos cristianos que huían de la ocupación árabe. Esto provocó una gran superpoblación en la zona, provocando grandes hambrunas por falta de recursos. 

 

Entonces, antes de comenzar la repoblación hacia el sur en busca de abastecimiento, y para controlar la situación, Munio Núñez concedió la Carta Puebla a sus súbditos dotándoles de derechos. La Carta Puebla suponía la concesión de una serie de privilegios, otorgados por reyes cristianos, y señores laicos y eclesiásticos, a grupos poblacionales con el fin de obtener la repoblación de ciertas zonas de interés estratégico y económico para la Reconquista, siendo Brañosera el primero en recibirlo.

Interior del ayuntamiento. Foto: © Jesús Mediavilla
Interior del ayuntamiento. Foto: © Jesús Mediavilla

Munio Núñez permitió el libre uso de las tierras por parte de los pobladores del valle con dos condiciones: organizar el territorio de Brañosera para que todo quien quisiera instalarse en la zona tuviera derecho a parcelas de tierra, y abonar al conde la mitad de la paga que se cobrara a los de las villas cercanas que hubieran apacentado sus ganados en estos terrenos. A cambio, los pobladores quedarían exentos de la vigilancia militar y de la obligatoriedad del servicio en los castillos aledaños.

 

Así se instauró el Foro de Brañosera, gracias a la Carta Puebla otorgada el 13 de octubre del 824, constituyéndose la primera institución administrativa local, considerada como el germen de los actuales ayuntamientos, y que permitió organizar con éxito el proceso de repoblación en la Península Ibérica.

 

Rutas y senderos 

 

Brañosera cuenta con un alto valor medioambiental, situado dentro del Parque Natural de las Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina. Por eso, tal y como indica la página web del pueblo, "si eres amante del senderismo, Brañosera dispone de un entorno de gran riqueza ecológica: robles, hayas, avellanos, tejos, hongos, acebos, muérdago, jabalíes, buitres, ciervos e incluso osos son algunas de las variedades que la selección natural ha conservado en estos pagos. Unas buenas botas, tu mochila y la hoja 107 del Instituto Geográfico Catastral son las cosas que necesitas para disfrutar de las rutas que te proponemos". Las principales rutas son: 

 

-Ruta El Golobar-Valdecebollas-El Cueto-Brañosera

 

-El Paseo por el Canal

 

-Ruta Brañosera - Cueto Morales - Collado Pamporquero - Brañosera

 

-Cuesta Labra - Peña Rubia - Refugio La Collada

 

También es muy popular la Cronoescalada al Torreón.

 

Fuente:

 

Web de Brañosera: http://branosera.com/index.php

 

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