Por Survival Internacional
Un pequeño grupo de indígenas amazónicos está de celebración después de que la presidenta de Brasil firmara en abril el decreto que establece la reserva de su pueblo. La tribu arara lleva 30 años luchando para proteger sus tierras de miles de colonos y madereros ilegales.
Survival desarrolla una campaña por los araras desde 1993, y el reconocimiento legal del territorio era un condicionante para la construcción de la polémica presa hidroeléctrica de Belo Monte en el río Xingú.
En declaraciones del líder arara Modu Odo: “Nuestra lucha por la demarcación de nuestra tierra no es de hoy. La gente peleó, luchó por todo eso. Es bueno ver nuestra victoria. La homologación sin embargo no es el final [del proceso de regularización de la tierra], ahora estamos esperando el traslado [de los colonos ilegales]. Pero la tierra ya está garantizada para nuestra comunidad”.
La lucha por la homologación de la reserva, ahora conocida como Cachoeira Seca, comenzó cuando un grupo de araras fue contactado por primera vez en 1987. En aquel momento apenas sumaban una treintena, todos descendientes de una mujer llamada Tjibié.
En la actualidad su población es de casi un centenar pero siguen siendo muy vulnerables a las enfermedades que propagan los numerosos madereros y colonos ilegales.
Otro grupo mayor de araras fue contactado en la década de los 70 cuando el Gobierno construía la Autopista Transamazónica a través de su tierra natal. A medida que los colonos empezaron a establecerse a lo largo de la carretera, los araras fueron perseguidos y asesinados. Se les acusó de asesinar a trabajadores de la construcción mientras intentaban defender su selva. Actualmente su población asciende a unos 250.
Survival lanzó su campaña por los derechos de los araras en 1993, cuando la BBC emitió una película del periodista George Monbiot, “Your furniture, their lives” (“Tus muebles, sus vidas”). Centenares de simpatizantes de Survival presionaron entonces al Gobierno y dos años después se cerró un gran aserradero en Cachoeira Seca.
Pero en los últimos años, Cachoeira Seca ha registrado una de las mayores tasas de deforestación entre los territorios indígenas de Brasil. Según el departamento de asuntos indígenas brasileño, FUNAI, hay alrededor de 1.000 propiedades en la reserva, lo que convierte a los araras en una minoría dentro de su propia tierra. Las autoridades confirman que los colonos ilegales serán trasladados y realojados poco a poco.
Escribir comentario