Por Servindi/Jean Chicana
Con su nueva película “El abrazo de la serpiente”, el cineasta Ciro Guerra intenta reivindicar la grandeza de la Amazonía desde la visión indígena en una época muy cruda como la explotación del caucho. Se estrenará este mes de mayo en cines colombianos.
“El abrazo de la serpiente” narra la aventura de dos científicos extranjeros, quienes al explorar la selva amazónica contactan a una antigua tribu que los ayuda a redescubrir el mundo y su perspectiva de vida. La cinta es una historia de recuerdos, desencuentros, traiciones y lucha.
El argumento inicia con el contacto entre un miembro del pueblo Cohiuano y un investigador occidental. Este le explica que sufre un extraño mal, y para esto busca la ‘yakruna’, un árbol sagrado que se halla oculto en la Amazonía.
Karamatake, último nativo de su etnia, ayudará al científico Evan a recorrer los ríos caudalosos de la selva en busca de la misteriosa planta. El viaje es contado por los recuerdos de sus protagonistas luego de muchos años.
El pasado y el presente se confunden en una historia de deslealtad y tristeza. La calma para Karamatake y su pueblo llegará cuando lo sucedido no sea olvidado, y sus conocimientos ancestrales se transmitan para la posteridad.
El guión está basado en los diarios y apuntes de Theodor Koch-Grünberg, etnólogo alemán, y Richard Evan Schultes, biólogo estadounidense, y se sitúa en el marco de la violencia genocida que marcó a fuego la vida de los pueblos amazónicos durante la época del caucho.
El largometraje muestra a la comunidad indígena en sus tenaces esfuerzos por defender su cultura y sus territorios frente a los abusos. Emplea imágenes en blanco y negro para alcanzar realismo y el matiz de la majestuosidad, así como el respeto y peligro de un bosque amazónico inhóspito y sin alterar.
Una historia desde la perspectiva nativa
La fortaleza de ‘El abrazo de la serpiente’, a diferencia de otras películas, radica en que la trama se cuenta desde el punto de vista de los indígenas. Guerra reconoce que en el cine, los “exploradores” ya contaron sus experiencias. Pero los nativos, no. Su historia es ésta, afirma Ciro Alfonso Guerra, el director del filme.
“Un pedazo de tierra del tamaño de un continente, que no se ha contado. Que no existe en el cine de nuestra América. Ese Amazonas ya se ha perdido. Pero en el cine, puede volver a existir”, declaró.
Cristina Gallego, dirigente de la productora Ciudad Lunar, encargada de la realización del largometraje, opina sobre la situación de las comunidades indígenas del Amazonas durante esa etapa de descubrimiento y colonización.
“Los ojos del mundo están puestos en la Amazonía, por su riqueza natural, pero debajo de todo ese inmenso verde hay conocimiento, ciencia, una visión del mundo que busca el equilibrio.”
“También hay historias de sangre y dolor que llevaron al exterminio de muchas lenguas, comunidades, culturas, creencias. Tan dura ha sido la historia amazónica para el indígena que la respuesta ha sido el silencio, en el fondo lo que nos interesa de esta película es dar un espacio, una voz a quien no la ha tenido”, manifestó.
Participación indígena
“El abrazo de la serpiente” usó para su grabación las locaciones de la selva de Vaupés, San José del Guaviare y Puerto Inírida.
En los roles principales participaron los actores naturales indígenas Nilbio Torres, de la etnia Cubeo; y Antonio Bolívar, de la etnia Witoto. Asimismo, colaboraron como extras distintas comunidades del Vaupés como cubeos, wananos, huitotos, ocainas y tikunas.
También participan el belga Jan Bijvoet (Borgman, 2014) y el americano Brionne Davis (Avenged, 2013). Ellos interpretan a los exploradores.
Este es el tercer trabajo cinematográfico de Guerra, luego de “La sombra del caminante” (2004) y “Los viajes del viento” (2009). Esta última fue seleccionada para el Festival de Cannes de ese año.
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