Periodismo de Viajes
Por Lupe Rangel
La Universidad de Sevilla organiza visitas guiadas y gratuitas al Panteón de sevillanos ilustres, en la Facultad de Bellas Artes. Suelen ser los viernes, a las 12.00 horas, y tienen una duración aproximada de 40 minutos. Eso sí, para realizar esta visita es necesario inscribirse previamente a través de la página web del Vicerrectorado de Relaciones Institucionales. Además, todos los viernes, en horario de 16.30 a 19.30 horas, los alumnos del Colegio del Buen Pastor lo abren al público para que quienes estén interesados puedan ver donde reposan los restos mortales de varios próceres sevillanos y universales.
El pasado mes de marzo un equipo de antropología forense confirmaba que los restos óseos hallados en la iglesia madrileña de las Trinitarias pertenecen al escritor de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes. Si esta iglesia era ya una parada obligatoria en la ruta teatralizada, Letras y Espadas, organizada por la Real Academia Española y que recorre los lugares más emblemáticos del barrio de las Letras de Madrid, ahora todavía más con esa confirmación. Parece que a determinados viajeros les gusta visitar los lugares en los que están enterradas personas importantes. De allí el gran interés en localizar unos cuantos huesos del notable escritor.
En Sevilla existe un Panteón de Sevillanos Ilustres. Se encuentra ni más ni menos que bajo la iglesia de la Anunciación, en la céntrica calle Laraña.
El acceso a este panteón se hace por la actual Facultad de Bellas Artes y se pasa frente a una puerta lateral del templo de la Anunciación, que era la que comunicaba la iglesia de la Compañía de Jesús con el claustro de la Casa Profesa.
En la cripta, cuya planta tiene forma de cruz latina, lo primero que se puede ver al entrar son lápidas conmemorativas de algunos miembros de los Ponce de León. Sobre la pared destaca el relieve de bronce de Francisco Duarte, militar destinado en Sevilla, junto a su mujer, Catalina de Alcocer, representados en actitud de reposo o rezo.
En la sala también se pueden ver don sarcófagos de piedra con las figuras yacentes, que corresponden al fundador del convento sevillano de Santiago de la Espada, Lorenzo Suárez de Figueroa, y al humanista Benito Arias Montano.
Otra de las tumbas que se puede contemplar pertenece a Luis José Sartorius y Tapia, que destacó como periodista desde muy joven y fundó El Heraldo en 1842. También se encuentra allí enterrado Antonio Lecha-Marzo, cuyas investigaciones sentaron las bases de la medicina legal.
Son muchas las personas que visitan este panteón y a quienes han estudiado literatura les llama mucho la atención la tumba de Cecilia Bölh de Faber que, por ser mujer, firmaba sus obras con el seudónimo de Fernán Caballero. No obstante, aunque hay varias personalidades enterradas en este panteón, son los hermanos Bécquer los que causan mayor expectación. Ambos, Valeriano y Gustavo Adolfo, murieron en el mismo año, en 1870. En un principio fueron enterrados en Madrid pero hace 100 años se trajeron sus restos a Sevilla, su ciudad.
Gustavo Adolfo Bécquer es sin duda la personalidad estelar del recinto y su tumba es visitada por románticos.
Precisamente frente a su lápida la gente suele depositar algunas flores. Sobre esa lápida se alza la figura de un ángel con el libro de Rimas y no faltan las golondrinas como homenaje a su famoso poema. Es allí, en los resquicios de ese ángel donde los visitantes suelen dejar papelitos con poemas, deseos o pensamientos relacionados con el amor.
Este panteón, absolutamente desconocido para la mayoría de los sevillanos, alberga los restos mortales de muchas personalidades que, por méritos propios, forman parte del callejero de la capital hispalense.
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