Por Beatriz Hidalgo
Las agujas del reloj marcaban las 22:00 (hora local) cuando en el Nairobi Hospital fallecía el pasado domingo 25 de septiembre la keniana Wangari Maathai, única mujer africana premiada con el Nobel de la Paz. El cáncer que sufría en sus ovarios acabó ganando la batalla. Un breve repaso por su biografía demuestra la importante labor que llevó a cabo esta mujer, que aunó en una sola la lucha contra la pobreza, la valorización de la mujer, la defensa de los derechos humanos y la protección del medio ambiente.
Maathai, feminista, ecologista, defensora de los derechos humanos y activista social, fundó en 1977 The Green Belt Movement (el Movimiento del Cinturón Verde), uno de los programas de más éxito de protección medioambiental gracias al que se han conseguido plantar más de 47 millones de árboles en África para evitar la erosión y deforestación del suelo. Un proyecto ambicioso que lleva intrínsecamente relacionados la rehabilitación de entornos degradados y la mejora de la calidad de vida de las personas, especialmente de las mujeres, en situación de pobreza.
Sus esfuerzos por conservar el Medio Ambiente le valieron el Premio Nobel de la Paz en 2004, convirtiéndose así en la primera mujer africana en recibir este galardón. Y es que el movimiento creado por la keniana busca no sólo promover la biodiversidad, sino también crear empleos para las mujeres y realzar su imagen social.
“Sus formas de actuar únicas han contribuido a prestar atención a la opresión política, nacional e internacionalmente. Ha sido pozo de inspiración para muchos en la lucha por los derechos democráticos y especialmente ha alentado a las mujeres a mejorar su situación”, dijo el Comité Nobel noruego en su lectura al proclamarla ganadora del premio Nobel por la Paz 2004.
Nacida el 1 de abril de 1940 en Ihithe (Kenia), Wangari Maathai se escolarizó en la escuela en una época en la que muy pocas niñas corrían su misma suerte. Viajó a Estados Unidos y más tarde a Alemania, donde terminó sus estudios universitarios de Biología gracias a una beca. En 1966 regresó a Kenia bajo un manto de retos y proyectos por cumplir. En 1971 se convirtió en la primera mujer doctorada de África oriental y central, y acabó impartiendo clases y dirigiendo un departamento en la universidad del país.
Militante del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia, siempre tuvo como prioridad ayudar a sus compatriotas mujeres, a las que instó a plantar árboles para calentar sus casas y cocinar sin deteriorar más aún el medio ambiente.
Madre de tres hijos, su marido se separó de ella argumentando que “era demasiado educada, con demasiado carácter y demasiado éxito para poder controlarla”.
Enemistada con la dictadura de Kenia y otros gobiernos, visitó la cárcel en numerosas ocasiones. Maathai decidió entrar en la política keniana en 1997 al presentarse a la presidencia del país, una aspiración que se vio frustrada cuando su partido retiró su candidatura días antes de las elecciones.
Sin embargo, alcanzó un puesto de importancia en 2003 como viceministra de Medio Ambiente y Recursos Naturales en Kenia, dónde aplicó sus teorías de desarrollo sostenible y trabajo comunitario así como otros programas de promoción de la educación y la salud.
Más allá de su país natal, Wangari Maathai extendió su combate ecológico a toda África. Estos últimos años, la militante se había consagrado a la protección de la selva de la cuenca del Congo en el África central, segundo macizo forestal tropical del mundo.
En 2009 fue nombrada mensajera de la paz por la ONU y en 2010, administradora de la Fundación para la educación del medioambiente del Bosque Karura, a las afueras del norte de Nairobi.
Maathai documentó su vida, su trabajo y sus ideas en cuatro libros: The Green Belt Movement: Sharing the Approach and the Experience (2003), Unbowed (2006), The challenge for Africa (2008) y Replenishing the Earth: Spiritual Values for Healing Ourselves and the World (2010).
La muerte de Maathai es "una gran pérdida para todos los que la conocían" y para quienes "admiraban su determinación para hacer un mundo más pacífico, más sano y un lugar mejor", ha lamentado el Movimiento del Cinturón Verde en su página web. Maathai tenía 71 años cuando murió.
Escribir comentario